Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo
ya nadie sabe el autor.
Tal es la gloria, Guillén, de los que escriben cantares:
oír decir a la gente que no los ha escrito nadie.
Procura tú que tus coplas vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas para ser de los demás.
Que, al fundir el corazón en el alma popular,
lo que se pierde de nombre se gana de eternidad.
Manuel Machado
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