jueves, 22 de diciembre de 2011

El valor de un libro 11


Las librerías deberían estar señalizadas en los mapas como zonas pligrosas. Marcadas como establecimientos poco recomendables. Como anomalías sospechosas en la geografía comercial. Nadie sabe explicar a donde conduce la puerta de una librería. 
Por eso los que entran tardan tanto en salir. Se han perdido. A veces, para siempre. Los libreros son gente extraña. ¡Abrir una librería! Piénsalo, hermano. Mira a derecha e izquierda. Consulta el reloj. El móvil. Lo que sea. Mueve ese culo. Disimula.
¿Vas a entrar? No me jodas. ¿Vas a entrar, de veras, en una librería?

Manuel Rivas

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